Cómo saber si el ejercicio terapéutico es para mí.
Los profesionales de la salud nos enfrentamos muchas veces a las falsas creencias de nuestros pacientes, de nuestros familiares e incluso a las nuestras. Son ideas equivocadas que a base de repetir una y otra vez nos vamos creyendo sin cuestionarnos si son ciertas o no. Muchas veces es por desconocimiento y otras veces es porque nos sirven como excusa para no cambiar de hábitos o para no empezar a hacer algo que no nos apetece.
Para ayudarte a desmontar estos mitos, te explico aquí algunos de los que más he escuchado en mis años como fisioterapeuta:
Mito nº1: con el paso de los años es normal tener dolores, porque los huesos se desgastan.
Realidad: la inmensa mayoría de dolores que tenemos son musculares, nada que ver con huesos que se rozan. La edad no es tan importante, es una cuestión de hábitos. En mi caso, tenía más dolores de espalda a los 20 años que ahora que tengo 40, porque antes no hacía ejercicio y ahora sí.
Mito nº2: me duelen mucho las articulaciones, lo he heredado de mi madre.
Realidad: los problemas articulares rara vez son hereditarios, lo que muchas veces heredamos es el estilo de vida. Por ejemplo, si has visto a tus padres trabajar sin descanso, no acudir jamás a un fisio ni dedicar tiempo a cuidarse, probablemente tú hayas acabado haciendo lo mismo. No culpes a los genes, en lugar de ello intenta cambiar esa tendencia familiar.
Mito nº3: me gustaría hacer lo que tú haces en las clases, pero yo no soy tan flexible.
Realidad: las personas adultas somos el resultado de nuestros hábitos, nadie tiene una salud perfecta por arte de magia. Para conseguir cambios en nuestro cuerpo, tenemos que atrevernos primero a hacer cosas que no nos resultan fáciles y que al principio dan muchísima pereza. No hay otra forma de progresar, y desde luego que poniendo excusas o pensando que otra gente lo tiene más fácil no hacemos nada. Cuando veas a alguien que ha conseguido algo que tú también deseas, en lugar de pensar que le ha caído del cielo pregúntale cómo lo ha logrado. Tal vez así recibas algún buen consejo que te ayude a acercarte a tu objetivo.
Mito nº4: quiero empezar a hacer ejercicio, pero primero necesito adelgazar.
Realidad: ésta es una de las creencias que más rabia me da. Estamos acostumbrados a que valoren nuestra salud en base a nuestro peso y eso es un error tremendo. En mi caso, siempre he estado muy delgada y la gente da por hecho que soy débil, que estoy enferma, que no como lo suficiente. Tu peso no define lo fuerte que eres, ni lo ágil, ni la resistencia cardiovascular que tienes, ni la salud de tus articulaciones. Repite conmigo: mi peso no define mi estado de salud, mis hábitos sí. Grábatelo a fuego y deja de machacarte para alcanzar unos cánones estéticos que no te van a traer ni salud, ni felicidad. Cuídate por el placer de cuidarte, por sentirte bien, por cumplir años manteniéndote ágil y activx.
¿Cuántas de estas frases has dicho alguna vez? Seguramente más de una, y no pasa nada. Lo importante es que, ahora que sabes que no son ciertas, empieces a cambiar la forma en la que te hablas y a tomar mejores decisiones.
Si quieres dejar las excusas a un lado y empezar a hacerte cargo de tu salud, te dejo aquí una de mis clases de ejercicio terapéutico para que puedas probar mi método y aprovecharte de sus beneficios.
Si quieres saber más sobre mi proceso de transformación gracias al ejercicio terapéutico, en esta otra entrada te cuento mi experiencia.
Espero que te guste, ¡nos vemos en clase!