Cristina Lestegás

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Cómo mejorar la movilidad de tus pies y tobillos.

Si alguna vez has tenido una lesión en los pies, como una fascitis plantar, un esguince de tobillo o una tendinitis de Aquiles, habrás notado que una vez que se pasa la inflamación y el dolor agudo, esa zona se suele quedar muy rígida y débil. Por eso, para hacer una rehabilitación completa es necesario seguir trabajando la movilidad, la propiocepción y la fuerza de los músculos que los sujetan y mueven.

Pero, incluso aunque no te hayas lesionado, trabajar estos aspectos es muy beneficioso para tu salud, ya que tener una buena movilidad en este área te va a permitir caminar y correr mejor, moverte de forma más ágil, tener más equilibrio e incluso tener una postura más saludable.

El trabajo de movilidad no es simplemente un calentamiento, es un entrenamiento en sí mismo al que deberíamos darle la misma importancia que al trabajo de fuerza o de cardio, ya que nos permite mantener nuestros ligamentos y tendones elásticos y sanos, evitando lesiones y retrasando el deterioro de las articulaciones.

Para hacerlo correctamente, debemos trabajar todos los movimientos de esa zona de forma activa y progresiva. Por ejemplo, en el caso de los tobillos hay que practicar la flexo-extensión, pero también los movimientos laterales de inversión y eversión, que son los que se suelen producir cuando nos hacemos un esguince. Practicando estos movimientos de forma controlada y segura vamos habituando a nuestros ligamentos a estabilizar la articulación en esas posiciones y a volver a su sitio sin dañarse. De esta forma, el día que sin querer pisemos un desnivel y nuestro pie se vaya hacia un lado, nos llevaremos un pequeño susto pero no acabaremos cojeando de camino a urgencias.

Si quieres hacer una prueba rápida para saber cómo está la movilidad de tus tobillos, intenta agacharte sin levantar los talones del suelo. Observa cuánto tardan en empezar a elevarse, si lo hacen cuando tus caderas todavía están por encima de tus rodillas, significa que tus tobillos están demasiado rígidos. Si no corriges esto, probablemente con el tiempo tus rodillas y caderas te empezarán a dar problemas por tener que hacer parte del trabajo que le corresponde a tus pies.

Para ayudarte a mejorar tu movilidad, he preparado una rutina de ejercicios muy sencilla para que integres en tu práctica deportiva o para que termines de recuperarte si has sufrido una lesión.

Si te interesa este tema, te invito a que leas también esta entrada en la que hablo sobre la propiocepción y el entrenamiento del equilibrio.

Espero que te ayuden, ¡nos vemos en clase!