Cómo cuidar tus pies.
Los pies son una de las partes del cuerpo que más influyen en nuestra calidad de vida y que menos cuidamos. Son una auténtica obra de ingeniería formada por 26 huesos que funciona todo el día para nosotros, soportando nuestro peso y desplazándonos de un sitio a otro. Por eso, cuando aparece alguna lesión en esta zona suele ser difícil de curar, porque los pies no descansan nunca. Ya sea una fascitis plantar, una metatarsalgia, dolor en los talones o problemas en el tendón de aquiles… si los has sufrido alguna vez sabrás lo latosos que son y lo que cuesta librarse de ellos.
Pero cuidar los pies es más fácil de lo que parece y, como pasa con casi todo, el primer paso es prestarles atención. Tocarlos, moverlos, conectar con ellos de vez en cuando, no solo cuando nos duelen.
Un buen hábito es que todos los días, al menos durante un rato, camines descalzo. Esto estimula la musculatura de la planta del pie y de los dedos, de tal forma que tu pisada va a ser más equilibrada y saludable. También mejora la postura, la propiocepción y reduce el impacto en rodillas y caderas.
Otro truco muy sencillo es aprovechar cuando salimos de la ducha para echarnos crema y darnos un masaje por toda la planta, el empeine y el tobillo. Vas a encontrar puntos de dolor que ni siquiera sabías que existían.
Los baños de contraste son otra forma muy fácil de aliviar el dolor de pies. Se trata de sumergir los pies alternativamente en agua fría y agua tibia, empezando y terminando por la fría y aguantando entre 3 y 5’ en cada fase. Esto va a estimular la circulación sanguínea, mejorando la inflamación de los tejidos y relajando los músculos y tendones.
Y ya para redondear esta sesión de autocuidado, puedes hacer unos ejercicios que te dejo aquí abajo una o dos veces a la semana. Son muy fáciles de realizar y los resultados se notan enseguida, tus pies van a creer que han cambiado de usuario.
Por supuesto, nada de esto sustituye a nuestras visitas regulares al podólogo, al igual que lavarte los dientes cada día no te libra de ir al dentista una vez al año. Hay una parte de nuestra salud que debemos dejar en manos de profesionales y hay otra parte que depende de nosotros mismos y nuestros hábitos, y ahí es donde estos consejos te pueden ayudar.
Recuerda que no se trata de seguirlo todo al pie de la letra (chiste fácil) si no de hacer lo que puedas y ser constante. Así que anímate, ponte a ello y cuéntame cómo te ha ido.